miércoles, 31 de enero de 2018

Solo en la estación

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Solo en la estación.
28 – 01 - 2018

Estoy en el andén de la estación de las soledades,
todas las soledades,
por donde transitan los trenes de la esperanza.

Pasan raudos, veloces,
y no llevan escrito su destino.
¿Y qué importa el destino cuando ya no esperas nada?
Solo en el andén,
donde las miradas se pierden en el suelo,
donde los ojos buscan los nichos de la esperanza.

¿Qué importa el destino,
cuando no se espera a nadie,
cuando el libro de tu vida no tiene más páginas que arrancar,
cuando ya todo está escrito,
cuando las horas y días ya no importan,
cuando los años se pierden en un sueño sin futuro?

Y sin embargo, yo aún sigo en ese andén,
viendo pasar los trenes sin origen ni destino,
los trenes de la esperanza
que cuando pasan me roban
un poco más de la poca que me queda.

A mi espalda, el tren de la resignación,
está permanentemente parado,
su rótulo de estación final se ve en todos sus vagones,
todos ellos grises, fríos,
donde mueren los últimos ecos de los deseos.
Porque ya no hay deseos,
no hay anhelos,
no hay paisajes que mirar,
no hay ojos donde contemplar tu imagen,
no hay susurros que te arrullen en esas noches oscuras.
Donde ya no hay nada,
porque eso es resignación:
la nada congelando el corazón.

Francisco Murcia


martes, 30 de enero de 2018

Cuando ya no queden huellas


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Cuando ya no queden huellas.
9 – 10 - 2017

Tierra serena, llana,
acumulando la fatiga de siglos,
descansa en un paisaje amable
que se despereza a veces, acá y allá,
en suaves lomas y altozanos
donde no se ve la áspera brusquedad
de un escalón rocoso,
de una falla o una grieta en cuyo fondo
suenan los ecos de jóvenes gotas saltarinas.

Aquí son los rosas brillantes al despuntar la alborada,
y los naranjas candentes al acercarse el ocaso;
aquí es todo paz y sosiego,
y horizontes infinitos,
donde la tierra y el cielo se disputan los espacios,
se confunden y se abrazan
mientras que yo los contemplo,
recogiendo en mis sandalias el polvo de los caminos,
y en mi mente, la experiencia que me regalan los siglos.

Vuela rasante una alondra que dormitaba en el suelo,
allí mismo, en el camino,
entre pajas y guijarros.
Paro mis pasos quedos,
detengo el rumor suave de mis gastadas sandalias
y observo con embeleso los rápidos aleteos
de aquel cortísimo vuelo que se pierde en los rastrojos,
mientras el sol, ya cansado,
dispensa el último rayo
y los naranjas y rojos visten de gala el ocaso.

Tímida al otro lado se asoma la pálida luna
mientras el último rayo
se sumerge en la penumbra,
y proyectan esas lomas oscuras sombras de tumbas
que se extienden por el valle.
Rasga el silencio en la noche
la canción desesperada de algún grillo solitario,
cri-cri, cri-cri, canto con él para que escuche mi amada;
el grillo no halla respuesta,
y mis lamentos se pierden en un vacío sin nombre,
mientras me alumbra la luna con luz pálida de plata
y el silencio de la noche, amable recoge mi alma,
y deja caer un susurro de la bóveda estrellada:
-Sueña, me dice la noche, -
aplaca ya esas voces
y olvídate ya del polvo que llevas en tus sandalias.
fíjate en esa alondra apostada en el camino
que se fue en vuelo rasante
y descansó en el rastrojo su ansiedad y su fatiga.

-Eleva tu propio vuelo,
aletea en los abismos de la inmensidad oscura,
alumbra con ilusión el camino de tu vida,
recorre en vuelo rasante las huellas que vas dejando,
y verás que aquella alondra llevaba mucha razón
al buscar entre rastrojos su reposo natural.  
Aplaca pues ya tu ira,
arrójala a los abismos del silencio de la noche,
y susúrrale a la luna de pálida luz de plata
tus más íntimos secretos,
Confíale tus lamentos,
y ya sabes que es de noche,
que estás solo en este cielo,
que una lágrima furtiva no te hace menos hombre,
que el polvo de tus sandalias no es el mejor pergamino
donde escribir de esta historia
el capítulo final-.

Y al despertar la alborada,
guarda silencio la noche,
queda en la brisa el susurro de la penumbra estrellada.
Respiro hondo y me digo: -solo es una ilusión-,
pero nace un nuevo día y con los rayos del sol
firmo un nuevo contrato 
para obligarme a vivir otro día y otra noche,
y así mil noches y días,
pues mi historia está incompleta
y solo terminaré cuando ya no queden huellas
ni haya polvo en el camino
ni versos en primavera.

Francisco Murcia.


lunes, 29 de enero de 2018

Una pizca de locura

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Una pizca de locura.
28 – 01 - 2018

¡Oh corazón y cabeza!
Enemigos uno del otro.
Casi nunca caminan por la misma senda,
Uno dice: -ten valor, adéntrate en la locura
al menos por un momento.
Olvida las ecuaciones, arrincona teoremas,
y sumérgete en la dicha de una bella fantasía.
No midas ya más los tiempos,
no cuadricules tu vida y aprovecha estos momentos,
pues no se repetirán,
y con el correr del tiempo tu razón reclamará
lo que ahora está negando.

-¡Oh intrépido corazón!, -le contesta la cabeza-,
que cabalgas alocado sin medir bien tu galope
cuando los vientos te traen los aromas de las flores,
cuando una nube de paso te envuelve en sus humedades.
Tente ya corazón loco y fíjate en el camino,
no pierdas tino y observa que el camino tiene piedras
que no podrás sortear si no moderas el paso.
El tiempo dicta sus reglas, y tu tiempo ya ha pasado.
Y si quieres soñar, sueña, pero no pierdas el tino,
pues te va la vida en ello, y en ello me va la vida
si no acompasas el ritmo a tus tiempos y a tus años.
Modera ya tus impulsos, pues tu tiempo ya ha pasado.

Cállate vieja cabeza, no hables ya más de razones,
estoy lleno de jirones por seguir bien tus consejos.
Todo tiene su momento, me has dicho cien y mil veces,
Frío, noto en tus consejos, frío,  
ni una pizca de locura que te permita soñar,
caminar con Blancanieves, abrazar a Cenicienta,
y devolverle la vida a aquella bella durmiente
que hace ya un siglo que espera el beso de un corazón
y el valor de su cabeza.
No me hagas sufrir más y olvida las ecuaciones.
Déjame ya con mis sueños y allá tú si te resignas,
tu resignación es tuya
y tuyo será el insondable vacío.
Yo por mi parte en mis sueños,
sigo sintiéndome vivo.



Francisco Murcia

domingo, 28 de enero de 2018

Mañana será otro día

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Mañana será otro día.
28 – 01 - 2018

Mañana será otro día,
mañana me habré repuesto.
Hoy me sangra la herida, pero mañana,
mañana será otro día.

Volverá a brillar el sol,
y las flores se abrirán para beber el rocío.
Pero hoy siento dolor.

Han cerrado mi ventana
por donde entraba la luna en las noches de vigilia,
han corrido las cortinas y el sol apenas alumbra.

Pero mañana, mañana será otro día,
y su noche, será una noche más clara
y la luna confidente entrará por mi ventana.

Le contaré mis secretos,
susurraré en el silencio el motivo de mis penas,
y le hablaré mucho de ti.
Le diré que eres mi sueño,
que entraste de polizón en mis más íntimos secretos,
que viajaste conmigo a los confines del tiempo,
que encerramos en segundos la eternidad de un momento.

Le diré que eres mi musa,
el ángel que vino a verme,
ese hola sin adiós que yo siempre había soñado.

Le diré que  estás conmigo,
aunque yo sé que los vientos van desgarrando
las velas que nos llevaban a puerto.

Mañana será otro día
y el primer rayo de sol
me hallará con mis ventanas abiertas,
y los pétalos de rosas que cabalgan en los vientos,
se posarán en mi alféizar,
y me dirán que mi ángel se lleva mi corazón.

Pero me verán feliz
porque yo sé que mi ángel cuidará ese corazón,
porque yo sé que mi ángel
tiene un hola sin adiós.


Francisco Murcia.

miércoles, 24 de enero de 2018

¿Inspiración?

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¿Inspiración?

Y dices que no sabes de dónde saco tanta inspiración. ¡Oh Dios! Cuántas veces me he visto como un camaleón, tan débil como ese pequeño bichito que en su movimiento tremola como una hoja en la brisa; que introduce en su piel el paisaje que le rodea y se confunde con él, simulando pétalos de flores; que avizora el entorno con extrávicos ojos. No es inspiración lo mío, no es genio, no sale de este horno ningún pan genuino; toda la masa es mezcla, y las esencias, las esencias son de otros, de aquellos de cuyas fuentes manan incansables las frescas aguas que calman las ansias de almas sedientas.

¡Inspiración, oh Dios! Si yo la tuviera, enhebraría en tu alma un collar de sentimientos, y cada perla una cuenta, y en cada cuenta un tequiero. ¡Oh, si yo tuviera inspiración! Sabría decir a todos a cuentos quiero, que los quiero, y al ángel a quien amo, que lo amo. Y serían tan bellas mis palabras y tan hermosas mis frases, que no se conoce libro ni expresión de de los poetas de belleza semejante.

Pero tú ya ves como me expreso: palabras simples, frases de toda la vida, las mismas que se decían hace siglos y además, como hace el camaleón, me confundo entre poetas simulando sus poemas, cogiendo palabras de aquí, alguna frase de allá, y tengo tal arte en la farsa y tan bien armo el engaño, que es fácil caer en la trampa y creer que esos versos con los que hago mi apaño son las aguas cristalinas de las fuentes de mi ingenio. Y no, no es ingenio, tan solo es simulación, la apropiación de un paisaje, como hace el camaleón.

La inspiración es algo más. Inspiración es un ángel en el cielo, una flor en el camino, un peregrino perdido, es la sonrisa de un niño, es un vestido de novia, el quejido prolongado de un perrito solitario. Inspiración es... qué se yo, es el sol que alumbra las alcobas del amor.

Y sin embargo, mi amor, aunque no sepa decirlo con esas palabras que adornan como pétalos de rosa el corazón de mi frase, tú sabes que yo te quiero. Como no encuentro palabras, ahora guardo silencio, y te mando en la mirada el río de sentimientos que no se expresar en frases.

TU ERES MI INSPIRACIÓN.

Inspiración
23 – 07 - 2016

Relámpago que rasga
la oscuridad de la noche,
pétalo de amapola
que rompe el verde uniforme
del espléndido trigal,
y de la noche estrellada
soy esa luz fugaz
que rauda cruza los cielos,
que apenas brilla un segundo,
un segundo nada más.

Soy una gota de lluvia
en un árido desierto,
soy un mendrugo de pan
en las manos de un hambriento,
soy escarcha y soy rocío
en unos labios sedientos,
soy ese soplo de viento
que transporta los aromas
de paisajes que no ves,
soy ese impulso ciego
que te grita desde dentro
y que te ordena parar
para escribir lo que sientes.

Soy esa luz que ilumina
lo que le ocultas al sol,
el hilo que ata palabras
y que las presenta al mundo
como collares de perlas
que adornan tus pensamientos.

Todo eso y mucho más
porque soy tu inspiración,
y en mis entrañas contengo
las historias y los cuentos,
las estrofas y los versos
que aún no han sido creados,
las notas de la canción
que quisieras escuchar,
dentro de mi están las formas
de paisajes y de obras
que tú deseas crear.

Solo párate un momento,
olvídate de las prisas
de este mundo tan banal,
y ábreme ya tus puertas
porque soy tu inspiración,
y conmigo has de crear
el mundo que llevas dentro.


Francisco Murcia.



lunes, 22 de enero de 2018

Ya no estoy solo

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Ya no estoy solo
21 – 01 - 2018

No, ya no estoy solo,
ya no me siento solo.
Vienes a mi como una diosa evanescente
que disuelve su figura al contraluz de un crepúsculo.

Yo te espero ansioso, anhelante,
deseoso de pintar la silueta alargada de tu cuerpo,
que se acerca y que me abraza,
junto a la sombra del mío que se alarga más y más,
mientras el sol,
haciendo un último guiño, se esconde,
dejando atrás sus vestidos de naranjas vaporosos.

Entonces veo tus labios y me pierdo en tus ojos.
Ya nuestras sombras se fueron con el sol,
solos quedamos tu y yo,
tú y yo, nuestros sueños y el ocaso.

Y en esa oscuridad extraña
donde la noche y el día se abrazan,
nos cogemos de la mano
y escribimos sin hablarnos un sí eterno,
en silencio, bajo la luz de la luna.
Ya nuestras sombras se fueron,
y se llevaron con ellas los recuerdos del pasado.

Mi ángel apareció al contraluz de una tarde,
y me envolvió con su sombra,
borró de mi los recuerdos de lágrimas
escondidas en las arrugas del tiempo,
y mirándome a los ojos mientras se apagan las sombras,
invocando la presencia de la confidente luna,
firmó un sí que es eterno,
el mismo que yo ofrecí al contraluz del ocaso.

No, ya no estoy solo,
llevo el sí de mi ángel escrito en mi corazón.
Fue grabado por el sol
en el último destello de un crepúsculo naranja,
y firmado por la luna, notaria de nuestro amor
y reina del firmamento en nuestras horas nocturnas.


Francisco Murcia.  

domingo, 21 de enero de 2018

Vientos de Otoño


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Vientos de otoño
17 – 01 - 2018

Fugaces relámpagos de ocres brillantes
reverberan en los vientos del otoño,
pompas iridiscentes pueblan
las superficies de los charcos al ser golpeadas
por gélidas gotas de nubes que cubren los horizontes.

Cruza la plaza el anciano envuelto en su gruesa manta,
arrastrando lentamente el peso de tantos años.
Tiemblan las manos de frío y tiembla su rostro embozado,
mientras nubla la ventisca unos ojos que se apagan.

Se han desnudado las acacias de la plaza, y sus hojas,
pinceladas alocadas de locos ocres fugaces,
se han agarrado a los vientos
para bailar ese baile que termina en el invierno.
Las acacias ya desnudas,
pintan paisajes de muerte en la solitaria plaza.

Ya no hay ancianos que crucen,
envueltos en gruesas mantas.
 El invierno ya ha llegado y las palabras se hielan,
las nubes bajan a tierra, y en sus gélidos vapores
se desvanece el paisajes de follaje exuberante
de árboles que se abrazan.
Y hasta las torres gemelas de nuestra querida iglesia,
se pierden en la penumbra de la nube a ras de tierra.

Pesa el silencio como una losa de piedra,
se fueron las golondrinas,
se marcharon las cigüeñas,
los milanos en el río ha tiempo que se mudaron,
no hay alas que crucen los cielos,
todo ha quedado en silencio.
Solamente algún pardal, sea gorrión o jilguero,
se aventura en el sudario de la nube a ras de tierra.

En su solitario vuelo nos manda un claro mensaje:
guardaos bien del invierno y esperar la primavera,
pues las nubes se han de ir a las alturas del cielo,
volverá a brillar el sol que vestirá nuestra plaza
con esos verdes brillantes que el otoño nos robó.
Y las torres de la Iglesia, con su Jesús en el medio,
bendecirán a este pueblo, esperando un nuevo invierno
y se sentarán los viejos en los bancos de la plaza,
y aquel anciano de antaño de caminar vacilante
que se envolvía en la manta ya tiene donde sentarse,
puede descansar sus pasos de tantos y tantos años,
en los bancos de la plaza.

Francisco Murcia.



Robando segundos


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Robando segundos.
18 – 01 - 2018

Bailo con los segundos cuando tú estas conmigo,
cuando me llega en las ondas tu palabra,
y si transportan tu imagen, los escondo,
se los robo a los minutos para que no te des cuenta.

Ah, le robaría los días a los años
y los años a los siglos,
si pudiera construir la eternidad
para estar contigo robándote los segundos.

Bailo con relojes olvidados para que no pase el tiempo,
para que tú no lo notes,
para que lleguen las doces y no te marches del baile,
para seguir en tus ojos  y en tus labios,
para captar con mis dedos las delicias de tu talle.

Y le robo a los relojes los minutos y segundos,
y al tiempo le robaría el transcurrir de los siglos,
si tú, mi ángel querido,
quisieras volar conmigo a los confines del orbe,
donde ya no hay relojes,
donde ya no dan las doce y no tienes que dejarme.


Francisco Murcia

jueves, 18 de enero de 2018

Antonio se va

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La vida solo es un paréntesis en el eterno devenir del tiempo. 

Antonio se va.
15 – 01 - 2018

Vagaste por los caminos de un destino
que no te ahorró espinas,
los abrojos abundaron bajo tus plantas,
pero tu espíritu indómito, flagelado
por el inmisericorde látigo del dolor,
se hizo duro, enérgico, poderoso,
y sin perder el amor, se enfrento a los idus de marzo
que en su furor, tu corazón desgarraron.

Pero tú, amigo Antonio, nuestro maestro, nuestro poeta,
recibiste del buen Dios el permiso de tu vida,
y dispuso un corazón para que ese pecho inmenso,
que palpitaba de amor, renaciera,
pues tu alma, amigo Antonio, todavía es de la tierra,
porque la tierra necesita de tu alma,
porque si tu no estuvieras, las letras serían otras,
otras serían las frases y no habrían existido
todos esos poemas que pasaron por tus manos,
que a veces te hicieron llorar, y otras veces sonreír,
poemas de aficionados que tú supiste vestir
con bellas ropas de fiesta como si fuera domingo
y visitaran la iglesia de ese buen Dios que te espera.

Nuestras torpes palabras se quedaron impregnadas
con ese halo de amor de un alma que palpitaba
con un corazón prestado, cuyo dueño llamó Dios.
Y fundaste Aula Abierta,
Puerta Abierta mejor la hubiera llamado yo,
porque abierta siempre estaba para almas vagabundas,
solitarias y perdidas que navegan por las ondas,
almas de húmedas lágrimas que vierten en poesías,
poesías que Aula Abierta vestía siempre de gala
bajo tu mano maestra.

Pero… mi estimado Antonio,
te lo digo como amigo,
tu no tienes en tus manos las llaves de tu destino,
no defraudes al buen Dios
pretendiendo corregir lo que escribió para ti
en los anales del tiempo.

Es Él quien ha de llamarte,
y Él es quien dicta el momento de que tu estrella
figure entre las almas más bellas que forman el universo.
Tente pues, amigo Antonio, y no peques de soberbia,
pues tu buen Dios ya ha dispuesto
año, mes, semana y fecha para llamar a tu puerta. 
Y mientras Él no lo haga, aquí estamos tus amigos,
compañeros de las letras y consumados poetas
que salieron de tus manos en tus clases de Aula Abierta.
Tente pues amigo Antonio, que aún no te llama Dios,
y sigues siendo poeta.


Tu amigo para siempre:    Francisco Murcia.


miércoles, 17 de enero de 2018

Mi cenicienta


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Mi cenicienta.
16  01 - 2018

No podía creerte, lo siento vida mía,
no podía creerte,
porque mi alma fue herida desde mis días primeros
por el filo de un cuchillo desgarrando mis entrañas.

Vi la burla en las miradas,
la indiferencia en los gestos,
el vacío en las caricias que a mi nunca me llegaban.
Vi en los ojos el filo del cuchillo que me hería,
y en los ecos de las risas las piedras que me pesaban;
sentí como me aplastaba la losa de los silencios,
mientras por dentro gritaba, quedando muertos mis ecos,
sin sonidos, sin palabras, solamente a escondidas,
las lágrimas derramadas escribían
mis desdichas en mis heladas mejillas,
anhelantes de unos labios y de una leve caricia.

Por eso inventé los sueños,
para buscar en los cuentos los ojos que yo quería,
para hablarle a Blancanieves y pedirle a Cenicienta
que me dejara lugar en su carroza y su fiesta,
pues si el ratón es un paje y el gato un bello alazán,
¿por qué no puedo ser yo, un niño desarrapado,
el príncipe del zapato que ha encontrado a su princesa?

Por eso inventé los sueños,
para no perder la vida en medio de mis tristezas,
para poder sonreír ante miradas esquivas,
para seguir siendo un niño,
para no morir de pena.

¡Lo siento vida mía!
Son tantas las cicatrices
que, incluso dentro del sueño llegaron a sangrar.
Una persona cabal, justa leal y sincera,
así he sido yo de mayor.
Nadie sospecha que este hombre encierra un niño por dentro
que sueña con Blancanieves
y le pide a Cenicienta unos bailes en su fiesta,
deleitándose en sus sueños con el tacto de su talle.

Ahora tú eres mi sueño, mi mágica Cenicienta.
Pero yo no te he inventado y estás dentro de mi sueño,
con tus alas desplegadas,
con la belleza de un ángel.
Dame tiempo vida mía,
pues más allá de las doce,
recogeré tu zapato y tú serás mi princesa.


Francisco Murcia. 

lunes, 15 de enero de 2018

Ladrón de sonrisas


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Ladrón de sonrisas.

12 – 01 - 2018


¿Cómo empezó todo? No lo sé. Andaba en el aire, perdido, como vagabundo en busca de un hola sin adiós, mendigo de cariños extraviados; los propios están tan lejanos en el tiempo que ya se han perdido entre las grietas del desierto de emociones donde transita mi vida. Al final, solo buscaba una mirada distinta, un gesto no acostumbrado, una sonrisa perdida que pudiera coger al vuelo y apropiarme de ella, para recordarla una y otra vez. No importa a quien fuera destinada, daba igual; solo importa que pasaba por allí, que se cruzó en mi camino, y tengo tanta necesidad de un rostro y una sonrisa, que me apropie de ese gesto, lo guarde en mi memoria, y ahora, en la oscura soledad de mi habitación vacía, le sonrío a ese rostro que no conozco, un rostro anónimo, sin nombre, un acaso que deambulaba tal vez paseando su soledad, tan triste como la mía. Sí, pudo ser una sonrisa sin destino. Me complace imaginarlo porque de ese modo, puedo soñar con ser el dueño de esa sonrisa.

Son sueños de un jubilado. Hace tanto, tanto tiempo que ha dejado de reír, que los canales del rostro donde escriben las edades, están rígidos, faz hierática esculpida por avatares convulsos que han sacudido su vida. Tampoco sabe llorar, ha tiempo que lo ha olvidado. Apenas un resto de lágrima, desde unas cuencas hundidas, transita por esas grietas, jeroglíficos que el tiempo ha grabado en esa piel, donde las lluvias y el viento, el sol y el gélido invierno han pintado las angustias, las penas y desengaños.

Ya son muchos los años. Déjenme con mis manías. Si en mi paseo diario puedo ver una sonrisa, ¿por qué no puedo robarla? ¿quién me prohíbe guardarla si no se la quito a nadie? ¿a quién le hago daño yo por robar una sonrisa? Después en mis soledades, la recuerdo y le sonrío. Son ligeros extravíos de una vejez solitaria, que pasea por la Rambla robando sonrisas perdidas. Y es cosa muy curiosa, porque buscando sonrisas, se calman malos humores, y los canales del rostro suavizan su textura, las cuencas de los ojos parecen menos hundidas, y aquellas miradas perdidas en la distancia mostrando la indiferencia ante el final de la vida, se detienen en el rostro de una sonrisa perdida. Y de pronto cobran vida los surcos de las edades, y mi rostro se ilumina con una media sonrisa; la otra media me la guardo para hablar con el recuerdo de la sonrisa robada en una alcoba vacía.



Francisco Murcia. 

domingo, 14 de enero de 2018

Resignación

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Tu alma es libre como el vuelo de la mariposa. La resignación rompe tus alas. No te resignes nunca.

Resignación
13 – 01 - 2017

Resignación,
manto hecho de renuncias, tejido
con los amargos hilos de la desilusión,
el frío de la frustración se cuela entre sus pliegues
y su tela araña la piel de los sentimientos.

La resignación es la asesina de los sueños,
la amarga compañera de las alcobas vacías,
el eco mudo de los fracasos.
Enemiga de la esperanza,
se refugia en rincones solitarios de penumbras olvidadas,
lamiéndose las heridas para que no cicatricen,
pues la pena es su alimento, su sustento y su razón.

Es la resignación el polvo de los recuerdos,
esa arpa olvidada en el desván con sus cuerdas oxidadas,
guardando presas las notas que un día
salieron del corazón, de amores y sueños vividos
y que ahora yacen en silencio,
ahogadas bajo los ecos mudos del dolor.

El dolor,
compañero silencioso que te susurra al oído:
-Por mucho que tú no me quieras,
yo sigo siendo tu amigo, porque tu tienes un alma,
y mientras estés conmigo,
la cruel resignación jamás podrá entrar en ti,
aunque  llame a tu puerta.
Soy yo, el dolor,
el testigo de que aún no estás vencido,
pues si sientes el dolor es porque aún tienes alma,
para vivir y soñar,
para tener esperanzas,
para ver el sol radiante que amanece cada día.
No te resignes jamás, aunque te duela hasta el alma.
Sigue soñando despierto,
sigue pensando tus sueños y deja la puerta abierta,
por si un alma peregrina quiere compartir tus sueños.



Francisco Murcia. 

Oh, las palabras

  Oh, las palabras 20 – 10 – 2023   Las palabras bullen dentro de mi como fieras enjauladas, van y vienen, se vuelven y revuelve...