Sangre
25
– 09 - 2018
Cuatro mujeres han sido asesinadas por sus parejas. Dos criaturas han perecido bajo una ola de odio irracional. ¿Qué está pasando?
Sangra
el ocaso
en
nubes de rojo intenso cuando el sol no quiere irse.
Sangra
el silencio
arañado
por los ecos que se nos quedan adentro.
Sangra
la soledad
entre
murmullos desiertos.
Sangre,
sangre,
ríos
de sangre anegando sentimientos,
ahogando
las inocencias
que
acompañan a los muertos.
Porque
el muerto es inocente,
porque
ya no tiene vida,
porque
ya no tiene sangre,
porque
ha llegado el ocaso
rojo
de sangre en sus días.
Ya
se ha ocultado el sol
y
se ha llevado al ocaso vestido de rojo sangre.
La
noche negra de luto extiende su negro manto,
y
transitan las infamias en simuladas penumbras
entre
aromas de jazmines y limpias sábanas blancas.
El
sol nos trae la aurora teñida de mil colores,
restos
de rojo sangre iluminando las flores,
y
en limpias sábanas blancas,
nubes
de rojo sangre.
Sangró
el silencio en la noche,
y
se perdieron los ecos en las oscuras alcobas,
y
se apagaron los días
heridos
por lo lamentos que no fueron escuchados,
Y
se apagaron las horas,
se
quedaron sin minutos porque no llegó la aurora.
Nadie
escuchó los ecos de los gritos del silencio.
Rojo
sangre en las paredes,
rocío
de rojo sangre
sobre
el cuerpo de los muertos.
Francisco
Murcia
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