
¿Por qué, dime, mujer, por qué?
28
– 09 - 2018
Por
qué si de tu ternura
nacen
las fuentes de miel que ahuyentan mis amarguras,
por
qué si de tus susurros
nacen
las delicias que acarician mis oídos,
por
qué si sobre tu piel
suave
de terciopelo quedé grabado un “tequiero”.
Por
qué, dime, mujer, por qué
me
niegas la llave de tus secretos.
Por
qué escribo en tu mirada
las
ansias que me dominan,
por
qué trenzo en tu cabello
jardines
de fantasía,
por
qué bebo tu sonrisa
como
liban las abejas la ambrosía de las flores.
Por
qué, dime, mujer, por qué,
si
no me dejas saciar los anhelos que me animan.
Por
qué me pierdo en tus senos
cuando
aún estoy muy lejos,
por
qué tus caderas evocan
el
borde de mis abismos,
por
qué caminas así,
si
sabes que me provocas.
Por
qué, dime, mujer, por qué,
si
ya no han de ser mis dedos los que escriban en tu piel.
No
me regales ternura que ya no me sabe a miel,
no
me susurres cariños que no llenan mis oídos,
ni
me ofrezcas ya tu piel para subir a los cielos.
Ya
no descubro en tus ojos la muestra de mis anhelos,
ni
trenzo las fantasías en los bucles de tu pelo,
ya
no bebo tu sonrisa aunque me muera de sed.
Guárdate
bien tus secretos,
pues
ya no busco en tus senos ni me pierdo en tus caderas.
Hoy
solo escribo en tu piel
el
mensaje de mis penas.
Francisco
Murcia
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