Más allá del paisaje.
8
– 09 - 2018
Con
el permiso de Mari Callealta Torres.
Cuando
el rocío arda entre miradas desnudas,
más
allá de un paisaje de nebulosa desprovisto de su tacto,
cruje
el esqueleto de los párpados resecos
a
punto de quebrarse,
y
rasga la piel la memoria de tantos mapas
trazados
con las rutas del deseo.
Amordazada
mi carne en secretos de penumbras,
huye
el aullido de la palabra en los brazos del amor,
donde
el tiempo se confunde
y
no existen los relojes que midan la eternidad.
Allí
despierta mi alma coronada de laureles.
Mi
cuerpo sigue dormido en la prisión de mi carne
y
los mapas del deseo brillan en el recuerdo;
la
piel apergaminada llora lágrimas de arena,
y
los párpados resecos
ya
no tienen esqueleto que los sustente.
Pero
el alma sigue ahí como fuente del amor,
más
allá de la ausencia de los tactos,
por
encima de la prisión de la carne,
que
sigue viva,
que
aún respira,
que
grita en su prisión los clamores de la vida,
que
riega la piel reseca con deseos renovados
cuando
la brisa le trae lejanos ecos de arrullo,
efluvios
desconocidos de aromas ya olvidados.
La
mirada perdida encuentra sus horizontes
y
los párpados resecos
se
bañan en el rocío de renovados albores.
Francisco
Murcia
No hay comentarios:
Publicar un comentario