
Lo siento
29
– 05 - 2018
Lo
siento,
no
he podido ser feliz,
y
eso que lo he intentado con todas mis fuerzas,
poniendo
en el empeño toda la intención
y
mi pobre sapiencia.
Busqué
la felicidad como aquellos medievales
que
buscaban el toisón de oro,
el
arca pedida,
o
el cáliz milagroso de la vida.
Busqué
dentro de mi,
en
los recovecos escondidos de mi alma;
busque
fuera,
en
sonrisas extraviadas y en las miradas perdidas;
busqué
y busqué;
pero
no estaba donde yo la creí ver.
Y
busqué con tanto ahínco,
que
me perdí entre sus sombras,
en
esa incierta penumbra donde ser y no ser se mezclan,
se
diluyen el uno con el otro,
y
se hace indiferente la existencia.
Oh
rayo de luz que rasgaste esa penumbra,
oh
pétalo de amapola que con tu rojo pincel
dibujaste
la esperanza en las noches de mi alcoba,
oh
bendito susurro
que
me trajiste los ecos de segundos olvidados,
oh
bendita mirada donde yo escribo mis versos,
donde
firmo con mi sangre el olvido,
el
destierro de las desdichas pasadas.
Me
siento culpable porque no supe ser feliz,
me
siento culpable porque no te hice feliz
a
ti, padre;
a
ti, madre.
Me
siento culpable porque no pude sonreír,
porque
bebíais la vida por una sola sonrisa,
porque
yo no sonreí hasta que encontré a mi ángel,
el
pétalo de amapola
que
meciéndose en la brisa escribió “FELICIDAD”
en
las sombras de mi alcoba.
Francisco
Murcia.
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