martes, 15 de mayo de 2018

Aun me queda tiempo


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Aun me queda tiempo
14 – 05 - 2018

Al igual que Whitman,
yo también me celebro y me canto a mismo,
también como él, pienso
que lo que yo tengo lo tienes tú,
al menos, yo te di lo que tenía,
y ante ti, desnudo me quedé,
expuesto a los rigores del tiempo,
expuesto a los fríos del olvido.

Cada átomo de mi
firmó un contrato contigo,
cada segundo de mi quedó prendido en tus horas,
y el contrato se perdió en las brumas de los miedos.

Vago sin descanso por los paisajes perdidos,
escondidos en las frondas de virtuales jardines;
oteo desde las lomas de las silenciosas ondas,
donde quedaron perdidos tus ecos, escondido
el murmullo imaginado de un susurro.

Las ondas en silencio permanecen,
y mi alma,
suspendida en los vientos del deseo,
escurre las gotas de sangre
de un olvidado “tequiero”.

Ya no sé dónde nací,
lo olvidé cuando te vi,
me secuestré de mi tierra para nacer en la tuya,
para ser como tú eres y bañarme en tus perfumes.
Yo no quise nacer antes, yo…,
yo nací cuando te vi.

Deambulando mi vida
por los páramos desiertos de mortal melancolía,
muerto por sed de amor,
caminaba por las ondas, y ahora,
ahora entre versos perdidos
se van cubriendo de polvo esos ecos
prendidos en mi memoria hasta que acabe mi tiempo.

Qué extraño me encuentro en este silencio,
qué vacía está la nada sin tu voz.
Cuelgo de la ventana de la anodina pantalla mis anhelos,  
y recuerdo aquel contrato que mis átomos firmaron,
mientras dibujo en el aire los perfiles de tu cuerpo
y mi sed de ti taladra el nicho de tu silencio.

Tengo muchos años, tantos,
que no puedo permitirme esperar más primaveras,
tantos, que las brisas del otoño no son brisas,
que el amarillo brillante de la hojarasca en el suelo,
en ocre terroso luce mientras se la lleva el viento.
Vientos gélidos de invierno,
manto de frío y silencio.

Quisiera cantarme a mi mismo como se cantaba Whitman,
pero ya se pasó el tiempo
y solo cantan a los vivos,
el silencio es de los muertos.

Hoy quiero escapar de aquí,
emigrar de mis silencios,
quiero volar con los vientos de mis otoños pasados,
sobrevolar los inviernos,
otear las primaveras y cantar,
cantar aunque se enfaden los muertos.
Pues mi alma se rebela, no quiere
la paz de los cementerios.

Hoy me propongo cantar en medio de sus silencios
y celebrarme a mi mismo,
porque se acerca mi invierno,
pero aún me queda tiempo.


Francisco Murcia

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