
¡Oh mi niña inocente!
29
– 04 - 2018
Dónde
quedó el acento de aquella niña inocente,
esa
niña enamorada que abrazaba a sus muñecas;
dónde
su ingenua sonrisa, que cambió
por
ese pícaro gesto de precoz enamorada;
dónde
aquellas mariposas cuyas alas,
como
pétalos de rosas,
las
páginas marcaban de aquellos cuentos de hadas;
dónde
se fue aquel paisaje de mañanas luminosas;
dónde,
dime niña,
dónde
perdiste las alas que nadaban en el viento;
dónde
aquellas fantasías de príncipes y princesas;
dónde
dejaste los pétalos con las páginas marcadas.
Dime, niña,
dónde
quedaron perdidas las páginas de tu infancia.
Solo
eras una niña y te creíste mozuela,
y
te fuiste paseando hasta la vera del río.
Un
laúd allá en el cielo de un juglar enamorado,
lloró
notas de tristeza por la inocencia perdida.
Se
perdieron las páginas que los pétalos guardaban,
y
se olvidaron las letras que guardaron esas alas.
Soplaron
despiadados los vientos de la vida
y
se llevaron con ellos el cristal de la inocencia,
cuando
aún no eras mozuela,
solo
eras una niña.
Entre
juncos y espadañas allá a la vera del río,
te
dejaste aquellas alas,
perdiste
tu primavera,
y
los pétalos de rosas volaron
y
se llevaron con ellos a príncipes y princesas,
te
robaron la sonrisa
y
te cortaron las alas.
Oh,
mi niña inocente
que
quisiste ser mozuela allá a la vera del río.
Francisco
Murcia.
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