sábado, 21 de julio de 2018

Ya mis pies están cansados

Resultado de imagen de camino anciano crepúsculo fotos



Ya mis pies están cansados.
18 – 07 - 2018

Cuántas veces he recorrido este camino.
Casi puedo contar las piedras,
algunas las reconozco aún,
los cantos que decimos nosotros en el lenguaje del pueblo,
nuestro lenguaje,
hasta nombres les puse a algunas.

Pero ese sendero,
el que bajaba hasta el puente de los negrillos,
ese ha desaparecido,
y los negrillos también;
olmos se llaman en lenguaje académico,
nosotros, en el pueblo, les decimos negrillos;
árboles rectos de hoja oscura,
pequeña y aserrada.

Fue hace ya muchos años,
una plaga, tal vez un virus,
porque los virus también afectan a los recios árboles
que, en su perenne presencia,
dan cuenta del paso del tiempo.
Ellos cada vez más grandes;
nosotros, cada día algo más viejos.

Pero esos negrillos,
los olmos que anunciaban el paso del canal,
murieron víctimas de la plaga,
y el sendero estrecho, de suelo rojizo, que llevaba hasta ellos,
desapareció también.

Nada perdura excepto los guijarros redondos,
gastadas sus aristas por el paso de los siglos,
testigos mudos del tiempo,
notarios de las edades remotas en que el suelo no era suelo,
ni eran los cantos guijarros,
ni el aire que respiramos era aire,
ni la vida era vida.
Todo estaba por hacer y las huellas
aún no habían hecho camino sobre la faz de la tierra.

Hoy paseo mis arrugas forjadas en la distancia,
y busco con la mirada
aquellas piedras perdidas a las que le puse nombre:
Píndaro era brillante, mármol puro,
puro alabastro que el polvo disimulaba,
y Sófocles,
pizarra negra pulida donde escribir las tragedias,
y aquella otra,
antiguo y recio basalto por mil siglos oxidado
a la que puse Vulcano,
y tantas otras cuyos nombres,
perdidos de mi memoria,
aún siguen en los libros,
y seguirán en la historia cuando mis pies,
ya cansados,
no transiten el camino.

Tengo muchos,
muchos años, tantos,
que ya no estoy seguro si he vivido lo vivido
o tan solo lo he soñado.
Cierro los ojos
y la neblina del tiempo va empañando los recuerdos.
¿Dónde está esa piedra,
ese guijarro grande
de regio blanco brillante y perfiles ovalados?
Le puse por nombre Píndaro,
cantor de triunfos y gestas de los antiguos atletas.

Cierro los ojos
y entre el polvo de los años surge un niño
con un librito en sus manos.
Absorto cuenta las piedras
y en  la hilera, las hormigas que
como perlitas negras atraviesan el camino.

Y sueña,
sueña y piensa al mismo tiempo,
pues no encuentra las respuestas que ansía,
no sabe por qué la piedra es piedra,
ni sabe por qué la hormiga construye los hormigueros,
por qué el hombre es tan perverso,
por qué hay luces en el cielo.

No sabe y todavía es pequeño.
Por eso vive los cuentos,
siente con Pulgarcito y acompaña a Blancanieves,
vuela con Aladino en la alfombra de su genio
y libra de los ladrones al bueno de Ali Babá.  

Hace tiempo, tanto tiempo,
y aún sigo transitando por el mundo de los cuentos.
Ya mis pies están cansados
y vuelven a los caminos donde iniciaron el paso.


Francisco Murcia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Oh, las palabras

  Oh, las palabras 20 – 10 – 2023   Las palabras bullen dentro de mi como fieras enjauladas, van y vienen, se vuelven y revuelve...