martes, 12 de septiembre de 2017

Siempre las dudas anidan dentro y quedan como muescas que hieren la delicada piel de nuestras evanescentes certezas.

Tal vez
12 - 09 - 2017

Tal vez no estuve cuando debía de estar,
tal vez no estuve donde debía de estar,
tal vez no hablé cuando debí de hablar,
 o no dije lo que debía decir,
o tal vez no me quisiste escuchar,
o quizás estuviéramos tan lejos
que no oíste lo que querías oír,
ni llegaron hasta mí esas palabras
amables que el corazón anhelaba.
Los susurros de añoradas penumbras
quedaron en ominosos silencios,
el tic-tac retumba en la oscuridad,
la vida en sucesión de segundos
se escapa noche a noche, día a día.

Recuerdo a ese Alguien de Borges,
y me siento como él: anodino,
un ser de cuyo valor nadie se entera,
que espera la limosna de los días,
que bajo sábanas frías suspira,
preguntándose  por qué aún respira,
si hace tiempo que ya se siente muerto,
si hace tiempo que mira por mirar,
sin querer ver, porque ya nada le importa. 
Hace tiempo que las palabras se hundieron ,
enterradas quedaron en las simas
abismales de peregrinos orgullos,
bajo el peso lapidario del silencio.

Ya ves, como el Alguien del que te hablé,
agradezco las minucias cotidianas,
y no tengo tiempo para morirme,
tampoco para oír palabras vanas;
solo quiero, mujer, que pase el tiempo,
hundir en mi memoria tu figura,
recordar el silencio de la noche,
la ausencia de susurro en la penumbra
y hacerlo esbozando una sonrisa,
sin sentir una pizca de amargura.

Tal vez no supe estar donde debía,
tal vez no supe o no pude ser
lo que tú esperabas o querías,
tal vez tú tampoco pudiste ser
la mujer que yo veía en mis sueños,
y sin embargo, ya ves, hubo noches,
hubo días que, cogidos de la mano,
olvidamos el tic-tac, sumergidos
en penumbras  evocadoras de amor,
y envueltos en palabras y suspiros,
degustamos las frutas prohibidas,
devoramos nuestra vida en segundos
de noches de deliciosa pasión,
donde el tic-tac del reloj se funde
con ecos apagados de susurros
y brisas amorosas de suspiros.

Como ese Alguien de Borges, he aprendido
a vivir el recuerdo de esas noches
y añorar los minutos y los días
de otros tiempos en los que yo fui alguien
para ti, o al menos eso pensaba.
Ahora, que para ti no soy nadie,
me agrada la limosna de los días
y te puedo evocar sin amargura.
Tal  vez no supe estar cuando debía,
tal vez no supe estar donde debía,
tal vez equivoqué la melodía,
o qué sé yo, tal vez tú no quisiste
o no supiste escuchar mis agonías.
ahora tal vez, pero solamente tal vez,
convertida en un alguien anodino,
añores esas noches y sus días.


Francisco Murcia

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