El dilema de Dios
6 – 12 - 2017
¿Qué secretas leyes creaste, ¡oh Dios! que a Ti no te
alcanzaron? ¿Qué principio maduró tu omnipotencia que, pese a abarcar todo el
universo, a Ti no te alcanzó?. Sin embargo, a ellas quedaron sometidas todas
las cosas, todas las criaturas, todo lo que es y lo que no es, pues el futuro,
que no existe, antes de nacer ya está ligado a tus dictados. Tan solo el pasado
se libra de tu tiranía, porque deja de ser, porque solo dejando de ser,
alcanzas la plena libertad. Porque mirándolo bien, Tú, Dios, no eres libre,
porque cuando quieres ser libre, totalmente libre, debes prescindir de la
creación, de la consecuencia de tu propia existencia. Decidiste crear el
universo, y en ese mismo momento perdiste tu libertad, porque dejaste de ser
único, dejaste de ser lo absoluto, para convertirte en una pieza más de la
maquinaria de ese reloj cósmico que Tú mismo pusiste en marcha.
Cuando eras solo, eras totalmente libre, en Ti
estaban todos los absolutos: el tiempo, el espacio, la libertad, el amor, la
maldad y la bondad. El Todo era solo una pieza, solo un ser, una misma
naturaleza; sin fisuras, sin remiendos, sin luchas, sin pensamientos
contrarios. Solo uno en tu eternidad, solo uno en tu verdad, solo uno en tu
libertad y uno solo en tu naturaleza. Triste, ¿no te parece? Eternamente solo
en un absoluto con el que estás fundido: la nada, ese lugar inaprehensible,
inconcebible, donde no existe la luz, ni existe la oscuridad, donde el ser no
se conoce, donde todo lo que puede ser espera.
¡Oh Dios! te enfrentas a un gran dilema: “ser o no
ser”, ese es el dilema. Si decides usar tu poder absoluto, inmediatamente lo
perderás, habrás abierto la caja de donde surgen todas las limitaciones, todas
las leyes, todas las normas, todas las propiedades que determinan a cada uno de
los seres creados. Perderás tu libertad, porque serás prisionero de tu propia
creación. Así que ya lo ves, en el momento en que comiences la creación, habrás
dejado de ser Dios, habrás dejado de ser un absoluto, único, indivisible, omnipotente
e infinitamente sabio; porque las cosas que creas emanan de Ti, ya que no hay
nada excepto Tú, por lo tanto serás divisible, tendrás partes, y eso contradice
a tu propia naturaleza de Dios. Todo aquello que creas está condenado de
antemano, y Tú lo sabes, a volver a las fuentes de la nada de la que partieron,
en un bucle cerrado por el que circulan todas las limitaciones y sufrimientos
imaginarios. Ya ves, Tú mismo eres la fuente de todo sufrimiento, el absoluto
bien y el absoluto mal, el infierno y la gloria circulando en ese bucle que
parte de Ti y termina en Ti. Y al final, por estar bajo la maldición de la
eternidad, seguirás sólo, porque solo así puedes ser absoluto, solo así puedes
ser Dios.
Francisco Murcia.
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