Los silencios son los sepulcros de la esperanza.
Silencio, silencio
29
– 12 - 2017
Silencio,
silencio,
silencio
pesado que me está aplastando el alma.
No
hay e-mails,
mi
correo está vacío.
¿Dónde se han perdido tantos “tequieros”?
¿Qué
bosque de miedos escondidos se los ha tragado?
¿Dónde
están esos mensajes que espero con tanto anhelo?
Silencio,
silencio que me aplasta el alma.
Veo
tu nombre como a lo lejos,
meciéndose
en las olas de las ondas, y espero,
suspiro
anhelante y espero.
A
veces alzo la mano y grito en medio de mi silencio,
agito
un imaginario pañuelo al modo.
–¡Estoy aquí, estoy aquí! ¿No me ves?
Entonces
veo mi mano agitarse en el vacío
y
pienso que estoy loco, sí,
estoy
loco porque te amo y no sé nada de ti.
Solitario
en la estación,
los
trenes de la esperanza parten,
mientras
agito el pañuelo en andenes solitarios
como
un perrito perdido
sin
saber por qué esta allí, sin saber cómo salir,
y
allí se queda esperando ese “tequiero” perdido.
Silencio,
silencio largo y pesado que me está matando el alma.
Allá
lejos, en las olas de las ondas,
carreteras
de universos que se cruzan,
veo
brisas de electrones donde se mece tu nombre,
que
se aleja más y más,
que
ya no ve mi pañuelo esperando en la estación,
y
esos “vesos” especiales con falta de ortografía
van
perdiendo su sentido,
Ya
puedo escribir el beso como lo escribe cualquiera,
yo
lo hacía a mi manera para que ella se fijara,
para
que no falte el beso que ha sido escrito con falta.
Silencio,
silencio.
Ya
me guardo mi pañuelo y espero el próximo tren,
aunque
el silencio me mate,
aunque
me roben el alma.
Francisco
Murcia.