sábado, 29 de agosto de 2020

Filosófica tristeza

 

La soledad de nuestros mayores y sus dos caras - Blog SeniorDomo


Filosófica tristeza

26 – 08 - 2020

 

Un río de melancolía transita los páramos de mi soledad.

Pero… ¿de verdad estoy triste?

Yo me siento feliz cabalgando

los arcanos ignotos de mundos imaginados.

¿Dónde están, pues, las fuentes

de ese río que en sus orillas niega las flores

y las playas de arenas blancas?

Tan sólo el zumbido monótono del ventilador

me informa de una vida que existe fuera de mí,

pero no me interesa.

 

Degusta mi piel el viento suave de esas aspas 

que giran y giran

sin otro fin que enviarme un poco de brisa

en una habitación cerrada.

 

Y no os lo podréis creer,

pero me siento feliz.

Algo melancólico, cierto, pero…

¿no es la melancolía la ambrosía

que alimenta las almas de los poetas?

¿no es la pose de filosófica tristeza

la más adecuada,

la que más conviene

a quien se interna en las intrincadas sendas

por donde han ido esos pocos sabios

que en el mundo han sido?

Eso dijo Fray Luis de León degustando su propia soledad.

 

Pero a veces creo que mi soledad es una farsa,

un rincón que yo me invento

en el escenario del gran teatro del mundo.

Me retiro a ese rincón e,

inmediatamente,

siento la mirada de unos ojos que un día

me prestaron un segundo de su tiempo,

respiro un aroma que aún permanece en mi recuerdo,

acaricio tiernamente un pañuelo que husmeo

como un perrito sin dueño.

 

Y allí,

en ese rincón escondido,

revivo aquella sonrisa que dibujé con mis dedos,

mientras tus labios temblaban y los míos

murmuraban un silencioso te quiero.  

 

Por eso digo que mi soledad es una farsa,

una pose simulada de simulada tristeza,

¿y la melancolía?

tal vez sea culpa del ventilador,

de su propia monotonía.

 

Oigo voces en la calle y el ruido de algún motor,

debe ser que ahí fuera, tras la ventana,

existe otro mundo,

pero yo sigo en mi rincón,

dibujando en el vacío un recuerdo

que me llevaré a la tumba

para que duerma conmigo el sueño eterno.

Ni siquiera el más allá te barrará de mi tiempo.  

 

Francisco Murcia.

 

 

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