lunes, 29 de julio de 2019

Quiero una tarde amable

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Quiero una tarde amable.
29 – 07 - 2019

Quiero una tarde amable,
un regalo del azar que me abrace,
una brisa que me traiga
una paloma que coma en mi mano,
una mano que dibuje un saludo
al pasar frente  a mi banco,
un banco que no sea mío, que sea de todos
y se escuche a todos al pasar decir,
dibujando una sonrisa,
¿qué hay amigo?.

Quiero un avatar generoso que me secuestre las penas,
el murmullo de las hojas
que parlotean ociosas arañando los silencios.
Quiero las gotas de lluvia dialogando con el viento,
y ese susurro escondido que se desliza a mis pies
cuando los charcos me hablan
y me enseñan con sus pompas
 a hacer mundos que no  son, pero que son a la vez.
Quiero sembrar en mi pecho la dulzura de un recuerdo,
la luz eterna de un beso que se perdió bajo un árbol,
y preguntarle a la noche
por qué escucho los silencios,
por qué me llegan los ecos de cosas que ya no son,
por qué son tan largas si los sueños son tan cortos.

Me pregunto si las nubes son felices.
Vaporosas, silenciosas y livianas,
dibujan inciertos caprichos modeladas por los vientos.
Quiero fundirme con ellas,
que mis penas se evaporen cuando las nubes se escondan,
cuando la noche se acabe y el sol anuncie la aurora.

Quiero cosas imposibles, lo sé, pero…
es una tarde amable y estoy sentado en un banco
bajo la sombra de un árbol.
Una mano ha dicho adiós, y yo,
adiós le he contestado,
aunque sé que estoy soñando.


Francisco Murcia.

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