
Shaira
Y
así vio la luna a Shaira,
piel
de leche y chocolate,
alma
de miel y de escarcha,
desbordado
caudal de sufrimiento,
universo
de impotencia,
soledad
desnuda.
Desnuda
te vio la luna,
y
las nubes pudorosas escondieron tu ternura.
Y
la tierra, la de tus padres y abuelos,
absorbieron
tus lágrimas amargas, saladas,
lágrimas
de muerte y vida,
escarcha
de una mañana al regresar de la fuente.
Espíritus
dislocados mensajeros del infierno
se
encuentran en tu camino,
ojos
de fuego y deseo,
risas de macho cabrío,
naturalezas
enhiestas se abaten sobre tu cuerpo.
Dónde
estáis espíritus,
dónde
estás tú, papá.
Verás
mi pañuelo blanco ondeando desde el cielo.
Mi
alma huye de este cuerpo mancillado,
nunca
lograrán tocarla,
sigue
siendo un alma pura en un cuerpo atormentado.
Así
fuiste concebida mi niña querida,
así
llegó a mi tu semilla,
mi
querida niña Shaira.
No
pienses que no te quiero,
que
mi alma es pura escarcha,
que
estoy forjando tu cuerpo en la fragua de los miedos,
donde
los fuegos del odio visten las almas impías.
No
mi querida Shaira,
no
sabes cuánto te quiero,
porque
tú serás mi vida, y mi vida,
mi
vida es para ti por entero.
Tu
le dirás al mundo
que
a pesar de la semilla que te plantó en mi cuerpo,
de
las fuentes de mi alma has bebido la pureza.
Mirarás
de frente al mundo y le gritarás con fuerza,
¡Vedme
aquí, yo soy mujer, y ya no os tengo miedo!
Gracias
mi niña querida,
Eres
mi hija y te quiero.
Francisco
Murcia. 19 – 09 – 2016
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