
Cuerpo de mujer.
21
– 11 - 2017
Alma
de mujer,
cuerpo
del pecado,
para
forjar mi sueño te forjé,
como
el hierro en la fragua de Vulcano,
te
di fuego y te di amor,
y
tu te volviste cera entre mis dedos,
y
ambrosía en el cuenco de mis manos.
Te
forjé, como se forjan los sueños,
entre
dolores de parto y dichas de nacimientos;
te
forjé como se forjan las almas en purgatorios sedientos,
te
forjé entre sentimientos perdidos,
abandonados
en estériles desiertos.
Y
te guardé entre mis sueños,
guardé
tu alma inmortal y guardé tu cuerpo
negándoselo
al pecado.
Oh,
mujer, alma de mi alma,
¿Por
qué tu cuerpo me llama y me aprisiona,
y
me encadena a las mieles de tu piel?
Yo,
mujer, te forjé como se forjan los sueños,
caprichosos,
libres, inciertos y grandes,
más
grandes que el universo.
Pero
¡ay mujer!
Queriendo
forjar tu alma caí preso en las redes de tu cuerpo.
Y
me vi en las fraguas de Vulcano
y
tu forjabas tu sueño.
Era
yo la cera entre tus dedos,
y
era la ambrosía en el cuenco de tus manos,
Y
yo me dejaba hacer.
Con
el fuego de tu amor,
me
convertiste en la miel que tu deberías ser,
Yo
quise forjar tu alma, y ya lo ves,
al
final no pudo ser,
pues
tu forjaste la mía con tu cuerpo de mujer.
Francisco
Murcia.
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