
Yo no puedo
ser poeta
19 – 02 - 2019
Siempre quise ser poeta,
pero me perdí en una jungla de hojarascas y malezas,
de lacrimosos otoños y de inviernos solitarios,
mascando entre las penumbras de soledades vacías,
palabras y más palabras,
ecos de un alma perdida que se quedaba en silencio,
extraviada, sin rumbo,
sin frases que fueran versos,
sin versos que compusieran siquiera un pareado,
o simplemente expresaran, aunque sin tino ni rima,
algunas de las angustias nacidas de fútiles ilusiones
que se quedaron en humo.
Siempre quise ser poeta, pero ¡ay!
ni siquiera soy capaz de abandonar ese yo
que exige y pide cariños
pero se queda en silencio cuando la llama el amor.
Y es que el amor del poeta debe ser universal:
amor al amor que viene
trenzado entre las miradas de unos ojos de rubí,
amor a risas y cantos de las infancias felices,
amor al pétalo suelto que exhibe tonos distintos,
y a la rosa del jardín
que presta su lozanía a la corona del muerto;
amor a las huellas en la piel
de frío, lluvias y vientos.
Pero yo no soy poeta,
porque yo no sé cantar las angustias del obrero,
de la obrera y de la madre
que deja al hijo en la cuna para servir a los amos,
porque no tengo valor
para seguir a mi Amanda por esas calles mojadas
en busca de su Manuel,
porque hablo por hablar,
sin sentido ni razón,
porque yo no tengo voz para delicados trinos
y condensar la vida entera en cinco minutos;
tal vez porque no tengo Amanda
con su cabello mojado que venga a lamer mis lágrimas.
No lo sé,
no sé por qué yo no puedo ser poeta.
Pero me gustaría,
me gustaría mucho poder abrir la ventana,
ver las calles mojadas
y la sonrisa de Amanda, corriendo hacia mi puerta.
Yo no puedo ser poeta.
Francisco Murcia
Ser poeta no es verter las lágrimas al sol y difuminarse en lluvia y poder cantar al amor en métrica y rima, y que al leerlo pueda elevar a los altares al verso. Es expresar con sensibilidad o percibir lo que ve el alma y escribir con el sentimiento todo lo que en el corazón se va llenando. Y cuando no se puede mas, a orillas del crepúsculo y con un rayo de luz se va soltando en cursiva hasta que el corazón se vacíe. Un saludo y encantado de leerte.
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