sábado, 29 de diciembre de 2018

¿Poeta?

Resultado de imagen de poeta fotos

¿Poeta?
28 – 12 - 2018

Me dicen poeta muchas veces. Yo me miro a mi mismo y me sonrío. Es que facebook es muy generoso con los títulos de los sentimientos, más cuando van avalados por un collar de lágrimas cuyas perlas, falsas la mayoría de las veces , resbalan por mejillas de cínicas arrugas. Basta inventarse unas penas y dejarlas volar con el viento, como hojas muertas del otoño que se arremolinan en las escondidas puertas de almas solitarias, y ya está; sumidas en los silenciosos ecos de su soledad, esas almas se apresuran a vestir sus penas con los tonos del otoño y como plañideras de antaño, cantan sus desventuras, su amargura y su abandono. Y claro, no lo hacen para que queden sus ecos perdidos, huérfanos de oídos delicados donde posarse y arrancar un suspiro de comprensión; en realidad atruenan las ondas con sus gritos, revientan los postigos de ventanas descuidadas y se internan en los espacios oscuros de abandonadas alcobas.   

Pero no me hagáis caso, bien sabéis que no me lo creo, eso de poeta, digo. Porque para decir poeta, no me fijo en lo que escribo, sino en lo que siento, en cómo lo siento y en cómo digo lo que digo; en cómo lanzo al viento los ecos de mis desvelos y convoco melancólicos lamentos. Pero… ¿sabéis qué? Que a pesar de las arrugas y de azarosos momentos en que entornando los ojos se escapa alguna humedad, más cerca estoy de las rosas que de oscuros crisantemos. No paseo por sepulcros el corcel de mi ilusión, no veo altos cipreses de enhiesta serenidad alzar sus copas al cielo en mis paisajes de ensueño, no; no veo nieves de invierno en mi escasa cabellera; veo gotas de rocío que titilan como estrellas, y sonrío muy feliz, cuando sentado en la Rambla, escucho con embeleso el arrullo enamorado de las palomas en celo. Me podéis tachar de ido, no me importa, pues si me llamáis poeta ¿qué distancia puede haber entre un poeta y un loco?

Los sentimientos son ¿cómo les diría?, son un poco como el viento. Sí, ya sé que el poeta promete amores eternos, y lo más curioso es que lo siente cuando lo está prometiendo, y aún resulta más extraño que no muera ahogado en ese mar de lágrimas que destila en cada verso. Y es que, claro, entre verso y verso, hay resquicios, grietas por donde penetra la brisa de la autoestima, algún eco soterrado de rumores ya olvidados, recuerdos de arrullos de antaño. Y en medio de la tristeza se dibuja un leve gesto, un delicado mohín parecido a una sonrisa; sabe que está el otro mundo, aquel que habita en sus sueños, el que transita entre sombras cuando el ocaso se hunde y nos saluda la luna.

Algunos me dicen loco, otros me dicen poeta. Y yo que aún tengo algún tino, me coloco en la mitad, entre el loco y el poeta, y les pido que me digan qué es lo uno y qué es lo otro, pues yo no encuentro distinto al loco de atar que dicen, del avezado poeta.

Francisco Murcia.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Oh, las palabras

  Oh, las palabras 20 – 10 – 2023   Las palabras bullen dentro de mi como fieras enjauladas, van y vienen, se vuelven y revuelve...