Nunca pensé
9 – 02 - 2018
Nunca pensé
que los brillos ocres del otoño
pudieran ser tan hermosos,
ni tan brillantes sus amarillos
ni que sus rojos,
precursores de la muerte de las hojas,
los viera tan deliciosos.
Nunca creí
que los cielos tormentosos del otoño
me ofrecieran un relámpago de luz,
un destello de
magnífica esperanza,
un bálsamo milagroso
con el que curar mi alma.
Nunca pensé
que unos ojos me miraran
como me miran los tuyos,
ni creí en la esperanza de una piel
que trajera hasta mi piel
la fragancia del jazmín,
ni llevara hasta mi boca
la miel de tanto beso perdido,
ni a mi corazón trajera
las delicias de un “tequiero”.
Nunca fue tan delicioso un amarillo en otoño
ni tan brillantes los rojos
ni los ocres tan
hermosos.
Veo en las pompas del charco
unos ojos que me miran
y descubro en sus reflejos
los caminos de mis sueños.
Ya no me asusta el invierno
con sus noches de alcobas abandonadas
y armarios medio vacíos,
ya no me asusta el recuerdo
de un lecho desierto y frío.
Pues los charcos del otoño han traído a mi tus ojos,
y suena tu voz delicada en tintineo de lluvia
que me habla tras los cristales.
Escrito queda en el vaho un “tequiero” con tu letra
y cabalgando en el viento,
escrito en una burbuja donde descubrí tu imagen,
te envío yo mi “tequiero”
entre amarillos brillantes y vivos rojos de ensueño
Francisco Murcia
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