El Duero y el tiempo.
13 – 10 - 2016
Como el tiempo,
discurres sinuoso y lento,
contemplando impasible la partida de la vida.
Pueblos, villas y ciudades,
a tu orilla,
van desgranando los albures cotidianos,
día a día,
año a año,
siglo a siglo,
mientras tus aguas tranquilas
reflejan los cielos dorados
de amaneceres de escarcha,
de ocasos anaranjados.
El viento guarda silencio,
reverencia tu paciencia enredando con el tiempo,
pues tú, río Duero sinuoso,
juegas con los momentos como un niño con el aro,
ora lento y mesurado,
más tarde, rápido y presuroso.
Corazón que late en Castilla,
explorador de páramos olvidados,
sangre de nuestra tierra,
esencia de nuestra vida.
Y sin embargo,
descansando en tus orillas,
como un padre bondadoso me acoges en tus umbrías,
un viejo ya casi anciano,
recupero la niñez
entre rumores de carpas que hacen chup chup en el
agua,
y aún suenan en mis oídos aquellos gritos lejanos,
pregoneros de los barbos que se vendían vivitos.
Duro es el corazón de los rudos castellanos
que solo ven en tus aguas
provecho para sus vidas,
sin detenerse a escuchar las estrofas de los siglos
etéreas espumas del tiempo
que el Duero lleva consigo.
Francisco Murcia.
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