
Buscando
su yo.
8 – 04 - 2020
Oh, estimado amigo,
"no hay un mañana sin piedad y sin
cólera"
y sin embargo, esa es nuestra esperanza.
Por esa esperanza vivimos
y trenzamos el amor entre miradas y gestos,
escribiendo ilusiones en pétalos peregrinos
que van llevando los vientos.
Oh susurrantes vehemencias
entre penumbras de alcoba,
oh arrullos deliciosos
entre besos y delicadas sonrisas;
todo, amigo mío,
todo se queda en aire
y navega hacia el pasado arañándonos la piel,
dejando escrito en el rostro los canales de
los años
y en los ojos,
las huellas de las palabras que no debieron
ser dichas.
Yo le pedí un "tequiero" cada
noche, cada día,
quería ver en sus ojos algo más que mi
reflejo. Al final,
fue leal consigo misma y también lo fue conmigo,
dijo adiós entre humedades de lágrimas
escondidas,
y ya ves, ella cumplió con su pacto,
y se lazó a los peligros de un azar
inesperado.
Yo con mi pacto cumplí,
y aún daría las horas que me quedaran de vida
por verla a ella feliz.
Y te confieso
que aún me sigue seduciendo
cuando entre sueños la evoco.
Pero ya todo pasó,
y sigo siendo feliz por que sé
que ella no huyó de mi,
tan sólo buscó ese yo, que el destino le
robó.
Francisco Murcia.
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