La magia de
la lluvia
27 – 12 – 2018
Dice García Lorca
que la lluvia tiene algo de ternura,
un amago de extraña resignación,
una sombra de melancólica dulzura.
Su música suave de rumor,
su tintineo rozando los cristales,
el arrullo de sus gotas cuando acarician el suelo,
todo en ella es paz,
todo en ella es vida,
y la tierra,
agradecida, nos regala sus aromas,
los árboles el reflejo de sus hojas
y el polvo de los caminos
se apea de los vientos del azar y se posa, manso
para escribir en el suelo las huellas del peregrino.
Sí, la lluvia tiene algo de ternura,
dulce semen que fecunda los paisajes,
savia que el cielo nos manda,
humedades del edén donde se siembra la vida.
Tiene la lluvia algo que yo no sé descifrar,
un arrullo de cortejo de palomas,
el amago de los ecos apagados de esas notas
suspendidas en la brisa
y ese tamborileo con que llama a mi ventana.
A su rumor se calman mis ansias,
y me inunda
una plácida quietud,
acaso un inocente nirvana precursor
de éxtasis deliciosos que imagino
caminando por los cielos de la amada.
Un gris suave de tierna melancolía viste mis alma
y siento la llamada de la tierra,
quiero confundirme con las flores que danzan
al mágico compás del sirimiri
que acaricia suave los pétalos abiertos,
prestando al mundo su belleza y a la brisa
la dulzura de su aroma.
Encierra la lluvia en sus gotas
los secretos de penumbras amorosas,
los secretos de la vida de las flores,
los secretos de los ríos,
los secretos de los mares,
y se calla los secretos de las nubes
que murmuran, mientras pasan,
melancólicas historias de magos duendes y brujas.
Sí, tiene algo de mágico la lluvia
que yo no sé descifrar.
Francisco Murcia