La muerte de Federico.
20 – 06 - 2022
Yo no lo vi. Soy de
otro tiempo.
Pero son largos los
ecos de la muerte,
y corta la sombra de la
memoria.
Gritaron un ¡Viva
España!
La noche se estremeció.
Un trueno seco.
Un fulgor vestido de
hedor a pólvora.
Yo no lo vi, alguien me
lo contó.
Que lloró el olivo
sosteniendo el último suspiro
que un muerto
arrebataba a un poeta,
porque muerta estaba el
alma del fusil que disparó.
¡Viva España!
Dicen que se oyó en la
noche,
y dicen de risas soeces,
y hablan de patrios
honores.
Pero todos callan sus
nombres,
todos silencian su
horror,
todos ocultan la gesta.
Vergüenza de tanto
honor.
Yo no lo conocí,
de eso hace mucho
tiempo.
Pero dicen que hilaba
rosas entre collares de abrojos,
que componía poemas y
lloraba
como un niño, como una
niña,
como llora la inocencia
que queda entre las cañas del río.
Los muertos quisieron
matarte, Federico,
hombre, mujer, ser metafísico y genio.
Sigues vivo; ellos no,
ellos ya estaban
muertos
cuando te acogió el
olivo.
Francisco Murcia.