La última parada
11 – 10 - 2021
Me siento en la antesala de un antro que nunca quise mío,
aunque siempre he sabido que es de todos el camino.
No hay ventanas, solo paredes blancas,
blancos techos y silencio.
Soterrado
un quedo eco de murmullos escondidos
reverbera entre mis huesos.
Una corona de flores,
un catafalco en el medio,
en el suelo por esquinas cuatro cirios
y en mi mente
aquel poeta que cantó el silencio de los muertos.
Limpias paredes blancas,
blanco incólume del techo,
el cuerpo yace en silencio y espera el frío del nicho.
Francisco Murcia Periáñez
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