Somos
vasijas vacías.
4 – 09 - 2016
¡Te extraño, te extraño
tanto!
Soy una vasija rota que
trata de pegar sus pedazos.
Yo lo sé.
Aunque lo consiga, ya nada
podrá contener,
tan solo será una forma,
una sombra fantasmal que se
pierde en la distancia.
Y sin embargo,
en lo más profundo late la
esperanza,
un pulso débil que se apaga
lentamente.
La imagen se desdibuja,
las ausencias ya no duelen.
Lo que duele es el silencio,
Tomo una copa de vino.
Noto como penetra en mi
cuerpo,
siento ese alivio cuando se
sube al cerebro,
y entonces me transporto a
los días por venir,
y me encuentro perdido ante un
futuro sin ti.
Quiero enterrar tu recuerdo,
pero no puedo, no es
posible,
cuando al aire que respiro
aun lleva los ecos de
suspiros apagados,
los aromas de perfumes que
gocé
y la imagen de los bucles de
tu pelo.
No quiero seguir viviendo
con el peso de tus besos tan
lejanos en el tiempo;
sin embargo, en la memoria
tan cercanos,
que aún siento su sabor
recreándose en mis labios.
Si ya todo estaba roto,
¿Por qué seguir simulando?
Ambos somos más libres.
Pero no nos engañemos,
somos vasijas rotas,
solo tenemos la forma,
pero no la fortaleza para
sembrar ilusiones.
Podemos seguir viviendo,
pero somos vasijas vacías
que se han quedado flotando
sin rumbo y a la deriva.
Francisco Murcia