martes, 19 de mayo de 2020

No quise nacer

Cómo se desarrollan los sentidos del feto dentro del vientre materno

No quise nacer.
13 – 05 - 2020

Qué tipo de tortura es ésta,
qué dolor, que me borra la sonrisa
y en silenciosa oración
me hace invocar a los cielos el perdón,
si no sé cuál fue mi pecado.
Por qué me castigo tanto
que hasta lloran los silencios al verme entre las penumbras
donde me escondo,
para que el mundo no vea la intensidad de la pena.

Tal vez mi mayor pecado fue,
como fue el de Segismundo,
simplemente haber nacido.
Porque no debí nacer,
porque yo no estaba inscrito en las páginas del ser,

Y sin embargo,
un azar desconocido me inscribió,
como quien cae un borrón en una página en blanco.
Y ahí me quedó,
como un lunar en la prístina albura de esa página,
como una mancha disfrazada de extrañas complejidades,
como la sombra de una nube que nos niega su rocío.

De repente, la luz,
un espíritu perdido me acogió, y juntos,
ese cuerpo que aún no era y que no quería ser,
y ese espíritu perdido que sí quería nacer,
fueron todo uno y uno sólo.
Y así vinieron al mundo y crecieron,
el cuerpo con sus pecados, y el espíritu
con la esperanza de hallar por fin su destino.

¡Dios mío! ¿Qué orfebre moldeó este cuerpo?
¿A quién tal tarea encargaste
que no supo interpretar el mapa de mi existencia?
Hubiera preferido un pedernal por espíritu y por alma
un yunque que no cediera al furor de los fuegos
ni al contemplar la inocencia soltara una sola lágrima.
Pero mi alma se derrite ante una tierna sonrisa, y sueña
con paisajes de los cuentos y se imagina grandezas
en países muy lejanos con príncipes y princesas.
Así me escondo del mundo porque no quise nacer,
y ya nacido, al ver cómo es el mundo,
tampoco quiero crecer.


Francisco Murcia.

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