
Qué quedará de nosotros.
28
– 03 - 2020
Qué
quedará de nosotros, especie infame y soberbia.
Qué
quedará de nosotros cuando lo que fue simiente de la vida
es
hoy mensajero de la muerte.
Qué
quedará de las torres que desafiaron los cielos,
de
los puentes que cruzaron ríos y brazos de mar,
que
salvaron los abismos entre gigantes montañas.
Qué
quedará de las letras, las estrofas y palabras,
las
páginas de la historia pudriéndose en muladares
mientras
las moscas se ríen de las gestas,
de
estúpidos y estrambóticos honores.
Qué
quedará, me pregunto, de banderas y de patrias,
de
lo tuyo y de lo mío,
qué
quedará de los nuestro.
Yo,
yo, yo, mío, mío, mío;
pecado
fue el egoísmo y ahora,
cuando
el jinete cabalga rasando con su guadaña,
me
pregunto si habrá tiempo para defender lo tuyo,
y
lo de él, y lo de todos,
porque
a todos nos iguala ese último suspiro.
Oh,
gigante de alta mirada que desafías las nubes,
de
tanto mirar al cielo te olvidaste que tus pies eran de barro,
barro
y agua que te elevaron del suelo,
agua
y barro donde un dios desconocido quiso modelar tu cuerpo.
Eres
gigante en lo nuestro; en lo tuyo nada más,
apenas
eres un niño que no sabe dónde va.
Como
niños hemos ido y vamos jugando con el
planeta,
tú
reclamando lo tuyo, yo exigiendo lo mío,
y
ambos somos peregrinos que vamos hacia el abismo.
Cuatro
jinetes cabalgan,
no
se oyen cascos ni gritos, ¡Silencio!
Se
están llevando a los muertos,
los
mismos que construyeron esas torres
que
escribieron en las nubes su desafío a los cielos.
Ya
veis, gigantes de barro,
qué
poco le cuesta al suelo quedarse con lo que es suyo,
porque
es cierto que lo mío y que lo tuyo
jamás
llegó a ser lo nuestro.
Francisco
Murcia.