domingo, 21 de abril de 2019

No ta vayas fugitiva

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Sonetos para un adiós.
No te vayas fugitiva
Soneto libre XXII
6 – 12 - 2018

Si te vas, no te vayas fugitiva,
si te quedas, no te quedes con pesar,
no ocultes en tu mirada la ira,
no calles los ecos de tu agonía,
no seques tus lágrimas a escondidas.
Si te quedas, vida mía, quédate
y escribe libertad en tu sonrisa.
Eres libre, mi amada mariposa,
como el viento que te trajo hasta mi.
Libre eras cuando dibujé en tus alas
los ocultos jardines de mis sueños,
y eras libre cuando te viste en mis ojos.
No quiero que te vayas fugitiva
ni quiero que te quedes con pesar.


Francisco Murcia.

domingo, 14 de abril de 2019

Dejé la corbata

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Dejé la corbata
12/04/2019

Dejé la corbata,
dejé de afeitarme,
ni el peine pasaba por mi ralo pelo,
ya no te importaba que llevara barba,
que no me afeitara,
que yo te mirara
ansiando unos ojos que ya no eran míos,
se habían perdido
en un horizonte lejano y vacío.

Dejé de escucharte porque no me hablabas,
dejé de mirarte porque no veías
mis lágrimas tristes anegar mi cara.
Dejaste de ser la luz de mis sueños,
y ya no me acuerdo del último beso,
del último arrullo,
del quedo siseo del aire en tu pecho.
Y ya no recuerdo
de cómo mis dedos peinaban tu pelo,
de cuánto añoré un simple “tequiero”.
Aquí yazgo muerto
después de negarme el último beso.

No llevo corbata,
tampoco me afeito,
y apenas me lavo un poco la cara
de lágrimas tristes que aún siguen corriendo.
No busco otros ojos,
no quiero otros labios,
no espero “tequieros” de pechos hastiados.
Tan solo el silencio,
el dulce recuerdo del beso en el prado
y aquellos reflejos
que pintó en tus ojos el más bello ocaso.


Francisco Murcia. 

viernes, 12 de abril de 2019

Invierno en mi pueblo

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Invierno en mi pueblo.
12 – 04 - 2019

Desnudos están los árboles en la alameda,
los vientos del otoño desnudaron
las copas de esos chopos orgullosos
que brillaron con verdes de primavera.

Ahora, desnudos, lloran sus ramas
aquellas hojas perdidas que se ha llevado el otoño,
y lloran la ausencia de trinos 
lloran ese silencio,
blanco silencio de frío,
blanco silencio de escarcha,
donde se ahoga la estrofa 
que ya no canta ese río

Silba el viento
entre muñones de troncos solitarios
y las aguas de ese Duero
bajan raudas, presurosas,
pues no quieren las estrofas que en ellas canta el invierno.
El valle viste de blanco
y el silencio de los muertos acompaña este sudario,

Tan solo esa Corbera de poderosa presencia,
mira de frente al invierno
y desafía al ocaso,
siempre enhiesta,
siempre limpia,
con ella no puede el viento
ni de la escarcha el sudario.

Desde la loma,
las torres de la iglesia perfilan el horizonte
y en los grises de la niebla se percibe
un Corazón de Jesús
entre los dos campanarios.


Francisco Murcia.

viernes, 5 de abril de 2019

¡Oh soledad!


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¡Oh soledad!
3 – 04 - 2019

Oh soledad,
extraña compañera.
¿Por qué cuando me envuelves,
a pesar de que te busco,
añoro aquella voz de la que huyo?
¿Por qué invaden mis silencios sordos gritos de agonía?
¿Por qué me robas el aire donde guardaba su aroma?

Dime por qué, ¡oh soledad!, te busco,
y cuando te encuentro te temo,
y cuando te temo, te amo,
y cuando te amo,
me golpean con saña las sombras de mis fantasmas.

Extraña compañera eres,
¡oh soledad!,
mi sombra, mi refugio,
fragua donde se forjan los sueños,
campo donde florecen las rosas
cuyos pétalos alumbran la oscuridad de mis noches.

Sin embargo te sonrío,
¡oh soledad!
y sin embargo te quiero,
oh soledad,
porque escondes en tu seno
las sombras que me envolvieron,
los vientos envenenados donde se ahogaba mi voz,
porque tu manto suave me cubrió
y jugando en tus silencios
yo construí mi universo.

Francisco Murcia

lunes, 1 de abril de 2019

Más allá del cuerpo

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Más allá del cuerpo.
12 – 05 – 2016

Sabes,
quiero subir contigo a las estrellas,
que me cojas de la mano,
y juntos,
abandonar este suelo que nos tiene aprisionados,
esclavos de nuestros cuerpos,
en estas sillas postrados.

Quiero que vengas conmigo más allá de las estrellas
donde el cuerpo ya no cuenta,
solo cuenta el universo al que estamos destinados.
Quiero que vengas conmigo
y dejemos este cuerpo que nos tiene encarcelados.

Veo mi cielo en tus ojos
mientras maldigo este cuerpo que el destino nos ha dado.
Pero yo no quiero eso,
yo no te quiero así,
quiero acariciar tu mano mientras miro a las estrellas.
Veo como tu cuerpo se apaga,
tus miembros retorcidos y la fatiga en tu pecho.
Pero en ese cuerpo extraño,
transido por mil dolores,
estás tú,
y ese tú no son tus piernas,
sarmientos deshojados que yacen casi sin vida,
ni tus brazos
ni tu pecho que respira fatigado.
Yo te quiero a ti,
a la que está a punto de partir de esta terrible morada.
quiero que nuestras almas partan juntas,
y cogidas de la mano,
preguntarle al creador por qué nos dio este cuerpo,
el motivo,
la razón de tantísimo dolor.

Una nube oculta el sol en el lejano horizonte,
mientras dos manos se tocan,
mientras dos almas se funden con un amor infinito.
Ya no sienten el dolor,
ya sus cuerpos se quedaron en esas sillas postrados.
Entonces,
al unísono comprenden para qué fueron creados,
para amarse con el alma,
y fundirse en uno los dos por toda la eternidad.


Francisco Murcia

Oh, las palabras

  Oh, las palabras 20 – 10 – 2023   Las palabras bullen dentro de mi como fieras enjauladas, van y vienen, se vuelven y revuelve...