martes, 31 de agosto de 2021

Érase una vez un poeta

 









Érase una vez un poeta.

30 – 08 – 2021

Érase una vez un cualquiera, un don nadie, una esquirla que la indiferencia dejó olvidada,

una pizca de la nada que, para sentirse algo, a la insegura levedad de la llama de una vela, comenzó a escribir palabras y trenzarlas como había escuchado que hacían los poetas.

 

Casi sin darse cuenta encontró primero un verso, se lo recitó a sí mismo en silencio, lo repitió cien veces y las cien le pareció bello. El primer verso de su vida. Era feliz, había encontrado una ventana por la que asomarse al mundo y compartir su soledad. A esa primera vez le siguieron otras mil, trenzando versos, contando historias de dolor y fantasía, de amores imaginados. Y se creyó un poeta.

 

Siguió cruzando las letras, mezclando extrañas palabras entre versos y poemas, inventando mil maneras de que la piedra y el arpa hablaran el mismo idioma, de que lloraran sangre los vientos y la lluvia fueran árboles que crecían en las nubes y caían a la tierra. Erase una vez un don nadie que, en su soledad, se creyó que era poeta.

 

Pensó que la muerte y el arte son sólo dos maneras en que existir no es vivir. Y él, peregrino de aceras y paisajes sin tiempo para morir, construye un mundo de oscuridades profundas, de fantasmales arrullos y de sombras que susurran. Y en silencio, dibuja con la ilusión el rostro angelical que una mirada perdida un día le sugirió. Érase una vez un almanaque, con una hoja marcada en una fecha cualquiera en la que el mundo perdió a un auténtico poeta.

 

Francisco Murcia Periáñez.  

domingo, 8 de agosto de 2021

Me retiro en silencio

 










Me retiro en silencio

8 – 08 - 2021

 

Silenciosamente me aparto,

me retiro en silencio. No,

no me digan que mi voz es importante.

Yo ya no tengo nada que decir, en realidad

nunca tuve más palabra

que la que se quedó encerrada.

Las que dije no eran palabras del alma,

eran pura algarabía,

ruido de risas y llantos,

un grito desesperado de un yo

que busca en su soledad los ecos que nunca oyó,

los arrullos, los susurros,

el murmullo de un corazón latiendo,

que pulse al ritmo del mío.

Y solo encuentra el silbido del viento,

el rumor de las arenas,

la soledad del desierto.

Murmurando una plegaria me aparto

y me retiro en silencio.

 

Francisco Murcia Periáñez.

Oh, las palabras

  Oh, las palabras 20 – 10 – 2023   Las palabras bullen dentro de mi como fieras enjauladas, van y vienen, se vuelven y revuelve...