sábado, 21 de octubre de 2023

Oh, las palabras

 


Oh, las palabras

20 – 10 – 2023

 

Las palabras

bullen dentro de mi como fieras enjauladas,

van y vienen,

se vuelven y revuelven al salir de mi garganta.

 

Estentóreos gritos que no rompen los silencios,

garras que desgarran,

descuartizan,

acuchillan y trocean sentimientos que,

como pétalos heridos, surgen rotos,

deformes,

huyendo raudos entre los vientos

que apagan las ondas de sus secretos.

 

Oh las palabras,

esos niños traviesos que me torturan por dentro,

son adjetivos y verbos,

adverbios y sustantivos,

todos ellos en lucha,

en una pugna continua por ver quién sale primero.

 

Al llegar al paso estrecho de mi cuello, se acumulan,

barahúnda de imaginados sonidos que muere,

apagada entre las ondas de un extraño y sordo trueno,

asesino del mensaje, vil azar,

crueldad de un acaso inesperado,

antesala resignada de un final que se anuncia paso a paso.

 

Francisco Murcia

jueves, 15 de junio de 2023

Buenos días Rambla

 

 Buenos días, Rambla

Ha amanecido con un sol espléndido. Los buenos sentimientos, comienzan a moverse por mis entretelas y vienen a mi mente aquellas palomas que me ceden el paso, los jardineros ya se atarean y las gomas de riego, como delgadísimas y larguísimas lombrices, cruzan la calzada de jardinera en jardinera. Ellas, las jardineras, parecen agradecer lo que les espera. Primer contacto con la vida, primeras muestras de empatía, primeras miradas cuyo mensaje no va más alla de unos BUENOS DÍAS bien intencionados. Después de todo, todos hemos dejado nuestras frustraciones, ilusiones o infantiles sueños de otros tiempo bostezando en una almohada que a veces amanece húmeda y otras, por el contrario, demasiado seca. ¿Qué importa? Polifemo comienza a alzarse, las nubes, respetuosas, se retiran y él toma los mandos de las rutas del cielo. Nosotros estamos demasiado abajo, tanto que, sin darnos cuenta, nos contaminamos de ese miasma del que huye la naturaleza y del que se alimenta el ego con el que salimos vestidos a a gritar, entre ruidos y vocinazos, que estamos vivos.

Francisco Murcia

 

 

domingo, 29 de enero de 2023

Sabes e dolor de la pena

 




¿Sabes del sabor de la pena?
29 – 02 - 2023
 
¿Sabes lo que es imaginar una vida normal y sentirla tan fuera de tu alcance como el cielo lo está del infierno?
 
Si lo supieras, sabrías cómo se fabrican mundos imaginados en la oscuridad de un rincón donde enmudecen los ecos de la música, donde se acumulan las lágrimas que las notas apagadas de la fiesta hacen brotar de la fuente de tu olvido.
 
¿Sabes del amargo sabor de la pena, del abandono, de esas manos que imaginas y que nunca tocarán las tuyas?

 ¿Sabes nadar en aromas de ilusión que brillan mientras tus lloras? 
La vida, algo tan normal: las risas, los gestos, las miradas, las notas de un pentagrama soltando sus melodías; sin embargo, qué lejos, cuán distantes están de mi que no las puedo alcanzar.
 
Oh, silencio; oh, amada soledad.
Oh penumbra protectora que escondes los regueros de mi rostro,
cuánto os debo,
cuánto os amo,
cuánto sumerjo mi yo en vuestros grises encantos,
cuántos mundos he creado entre desoladas paredes de alcoba y espejismos solitarios.
 
Pero hubo un día, un momento,
una pizca del azar que equivocó su camino
y un destello de los cielos se deslizó entre mis sueños.
 
Francisco Murcia.

jueves, 29 de diciembre de 2022

Reposando mi soledad

               

              


               Reposando mi soledad. 

28 – 12 - 2022 

 

He aquí, reposando mi soledad en el teclado, cuya objetividad física inanimada se anima para construir el camino que está por andar, como dejó dicho el poeta, y dejar los disueltos fantasmas de las huellas “que nunca volverás a pisar”. Se equivocaba el poeta, se equivocaba creyendo que el presente nunca sería pasado donde quedaron las huellas que queremos olvidar. Se equivocó la paloma creyendo que el mar era tierra, se equivocaba como se equivocó el poeta. Eso lo sabe el teclado cuando le ordeno olvidar, cuando le grito: ya no mires hacia atrás; el pasado, pasado está. Las letras me miran, los caracteres adquieren la solidez de la gravedad y mis dedos, corceles desbocados de mis anhelos, cabalgan sobre las teclas dando forma a pensamientos que aún están por llegar, se esconden en el futuro, y el futuro cuelga del hilo de un presente fugaz que aún contempla las huellas que se quedaron atrás. Alzo la frente de frente y veo los horizontes en ocasos nebulosos, colores oscuros y penumbras a destiempo, escucho tensos lamentos que me traen unos vientos de paisajes imposibles y escruto entre mis arrugas los gravados de un pasado que sigue siendo presente. El teclado me lo pide, mis dedos me lo demandan y mis sentimientos animan las fuentes de mis deseos.  

 

Así, emergiendo de La Rambla, como pizca anónima que no altera los paisajes, me siento ante la pantalla y busco entre las ondas esa voz con la que sueño, los ecos de un “Hola, qué tal estás?”, o tal vez, las añoranzas de un yo que no supo caminar y construye su presente con los escombros perdidos a lo largo del camino. Alzo la frente de frente y ya no encuentro mi puerto. Tal vez me equivoqué creyendo que el mar era tierra. Mis pies se hunden, ya no hay camino que andar y sin embargo, aún me llegan las añoranzas felices de la inocencia perdida y sigo adorando a ese niño que, prendido a mis arrugas, sigue feliz con sus juegos, mientras pregunta a la almohada si en llegando la alborada podrá sonreír de nuevo.  



Francisco Murcia 

domingo, 4 de diciembre de 2022

Incompleto


Imagen de internet


Incompleto.

4 – 12 - 2022

 

Oh, Dios!

Por qué me hiciste como me hiciste,

tan incompleto,

tan diferente,

tan otra cosa que no encuentro mi lugar,

que no hallo la mirada que yo busco,

la sonrisa que deseo,

el susurro que me alivie el dolor del silencio

de los arrullos que nunca escuché.

 

Quise colgar de un pentagrama las lágrimas de mis penas,

pero no me diste la voz,

y me negaste los tonos para prender mis acentos.

 

Deseé coger el pincel

y dibujar mi vagar por el jardín de mis sueños;

pero Tú, oh Dios, me negaste los colores

y apagaste las fragancias que regalas a las flores.

 

Fueron mis anhelos encontrar el pegamento

que sellara los trozos de un alma rota,

que va regando pedazos,

pizcas de sentimientos que quedan anclados a momentos

y recuerdos que se pierden en el tiempo.

 

Y mientras, camino y camino preguntándome

Por qué Tu, oh Dios!, me hiciste tan incompleto,

negándome los senderos que dejaste en el cielo.

 

Si yo no los merecía,

por qué me dejaste vivir cuando mi cuerpo

yacía en el calor de un regazo que ya me daba por muerto.

Por qué Tú, oh Dios, me hiciste tan incompleto.

 

             Francisco Murcia 

martes, 20 de septiembre de 2022

Hambre

 


Hambre

17 – 09 – 2022

Hambre, hambre.

Me despierto y siento

las dentelladas que los efluvios de los sueños

han dejado en mi hambre.

Hambre de umbrías imposibles,

de inocencias olvidadas,

de extraviadas risas y miradas con mensaje.


Aún el ojo del cíclope sigue escondido en su cueva,

y los sueños esconden su presencia

envueltos entre ilusiones y los últimos sabores

de los besos que recuerdan.

 

Siento hambre y rabia, y un nudo en la garganta

donde mueren mis suspiros.

Sí, no me importa gritarlo,

y grabarlo en las gotas de rocío

donde, con pluma de oro, escriben los rayos del sol

lo efímero de nuestro endeble destino.


Estoy solo y siento hambre

del fantasma de una hembra,

de la sombra de don nadie,

de la presencia ilusoria de aquel otro

que me robó mi tesoro.

Siento hambre de las cosas,

de los cuerpos y las almas.

Siento hambre de existencia más allá de mi ventana.


Escucho y solo percibo el silencio.

Siento hambre y estoy despierto.

Mejor estaría dormido,

paseando entre los sueños

para aliviar mi condena.


Francisco Murcia

A paso lento

 




            A paso lento 

18 – 09 – 2022 

 

Dejadme recorrer a paso lento  

los jardines de mis sueños  

entre alborada y ocaso.  

Dejad libres mis suspiros y no os burléis  

de aquel niño que miraba las estrellas  

y se preguntaba cuál era el secreto  

para que no se cayeran,  

como se cayó el tarro de la sal,  

como se caen todas las cosas cuando las llama la tierra.  

 

No, no puedo ser breve,  

aunque la vida lo sea.  

Si la percibimos breve, es  

porque no sabemos descubrir que la eternidad  

se contiene en un momento,  

una mirada,  

una sonrisa,  

el aullido lastimero de tu perro,  

los dibujos de unas trenzas en el aire,  

los aromas deliciosos de escondidas humedades.  

 

Todo eso es eternidad,  

y todo se queda escrito  

aunque el ego nos absorba  

y se nos termine el tiempo. 

 

Francisco Murcia 

A paso lento 

18 – 09 – 2022 

 Dejadme recorrer a paso lento  

los jardines de mis sueños  

entre alborada y ocaso.  

Dejad libres mis suspiros y no os burléis  

de aquel niño que miraba las estrellas  

y se preguntaba cuál era el secreto  

para que no se cayeran,  

como se cayó el tarro de la sal,  

como se caen todas las cosas cuando las llama la tierra.  

No, no puedo ser breve,  

aunque la vida lo sea.  

Si la percibimos breve, es  

porque no sabemos descubrir que la eternidad  

se contiene en un momento,  

una mirada,  

una sonrisa,  

el aullido lastimero de tu perro,  

los dibujos de unas trenzas en el aire,  

los aromas deliciosos de escondidas humedades.  

Todo eso es eternidad,  

y todo se queda escrito  

aunque el ego nos absorba  

y se nos termine el tiempo. 

 

Francisco Murcia 



Oh, las palabras

  Oh, las palabras 20 – 10 – 2023   Las palabras bullen dentro de mi como fieras enjauladas, van y vienen, se vuelven y revuelve...